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Rocketbot está creciendo (La Tercera)

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No todas las empresas nuevas pueden permitirse contratar a un CEO, y menos aún si la empresa sólo lleva dos años en el mercado y con clientes desde hace un año. Los socios de Rocketbot, el chileno Rafael Fuentes y el argentino David Cuello, prefieren dedicarse a lo suyo: uno a las ventas y el otro a la tecnología.

Se conocieron por Internet hace casi siete años a través de Workana, un sitio web para freelance. Rafael le encargó un proyecto a David, y cuando vino a Chile a cobrar su sueldo, aprovechó para quedarse unos días en Santiago. Con el tiempo empezó a vivir en el apartamento de Rafael y se hicieron amigos (y socios).

David se apasionó por Chile, animado por los problemas económicos de Argentina. En 2014, cogió su cama y su maleta y se instaló en este lado de los Andes con su mujer y sus cuatro hijos.

Una de las primeras cosas que hicieron Rafael y David fue lanzar su primera startup, Doonde, una plataforma basada en la geolocalización que permite a los clientes comprar online y acudir a una tienda concreta para recoger sus productos. «Era como Rappi, pero cada uno cogía su propio producto», dice Rafael. Allí fue donde adquirieron su primera experiencia práctica en el desarrollo de robots (programas informáticos que realizan automáticamente tareas o procesos repetitivos. También se les llama robots). Google les pidió que crearan uno para automatizar AdWords (la plataforma publicitaria de Google). Y pronto, se pusieron los pantalones largos y crearon un robot de IA.

«Pero las cosas empezaron a complicarse. Había cosas que no estaban definidas y cometimos muchos errores. El principal era la movilización de capital. Estábamos más preocupados por eso que por los ingresos. Fue un fracaso…», recuerda Rafael sin un ápice de tristeza.

Ambos socios tenían dos opciones: Seguir siendo empresarios o contratar empleados. «David me dijo: ‘Tú eres bueno en ventas y yo en tecnología’. Soy bueno en las ventas, y soy bueno en las ventas’. Unas semanas más tarde, abrieron una consultora de transformación digital. «Teníamos varios proyectos de IA y aprendizaje automático, entre otros, pero muchas empresas nos preguntaban por los sistemas de automatización de precios. Y como ya teníamos experiencia en este campo con Google, nos lanzamos», dice el actual director comercial de Rocketbot.

Empezaron a trabajar con robots principalmente para bancos y compañías de seguros. A través de la prueba y el error. En la actualidad, hay más de 40 empresas en el sector. «Nos dimos cuenta de que los robots no funcionan porque los construimos con puro código. Así que dimos un giro y construimos una plataforma para gestionar mejor estos robots en las empresas. Esta forma de automatizar los procesos con un buen rendimiento y control empezó a interesarnos a nosotros y a nuestros clientes», dice Rafael.

En marzo de 2018 tuvieron la primera versión y en julio del mismo año decidieron crear Rocketbot. En marzo de 2019, se centraron al 100% en esta startup y dejaron su empresa de consultoría. Cuatro meses después, se dieron cuenta de que la plataforma estaba lista, y como ya tenían un flujo de ingresos, empezaron a buscar inversores. Manutara Ventures se puso con U$500 mil, y a finales del año pasado tenían U$200 mil de ingresos y unos 30 clientes, y contrataron a un director general.

Rocketbot se basa en una premisa sencilla pero compleja: convertir a los robots en «trabajadores altamente cualificados para tareas digitales repetitivas y estructuradas que permitan a los trabajadores dedicar su tiempo a un trabajo creativo y más productivo», según anuncia la startup.

Más allá de la informática, Rafael dice que una gran diferencia con otras empresas similares es el precio. «Hay tres gigantes multimillonarios en este espacio a nivel mundial, y todos ellos cobran una licencia por proceso (o bot). Con Rocketbot, puede ejecutar varios procesos en paralelo en la misma infraestructura con una sola licencia anual».

Esta parece haber sido la clave del «crecimiento explosivo», como reconoce el propio Rafael. Al mes de empezar su negocio, ya tenían un socio en Perú. Hoy tienen oficinas en México, Colombia y Costa Rica y 140 clientes en 15 países. Hace dos meses alcanzaron el equilibrio y esperan tener más de 500.000 dólares de ingresos y más de 190 clientes a finales de año.

«En el caso de las pandemias, los robots son aún más importantes. Por ejemplo, han permitido a los bancos sudamericanos reprogramar los pagos de los préstamos o tramitar las subvenciones del gobierno para las pymes y los particulares», dice el cofundador de Rocketbot.

Pero Rafael y David (que está en Argentina durante la pandemia) están disfrutando de otra cosa estos días. Su startup acaba de ser nombrada una de las 10 empresas de automatización robótica más innovadoras del mundo, y Gartner la ha nombrado la plataforma de automatización de procesos robóticos (RPA) mejor valorada y más adoptada del mundo. «Este es el primer paso hacia nuestra inclusión en el Cuadrante Mágico de Gartner», se entusiasma Rafael por teléfono.

Rocketbot planea recaudar 2 millones de dólares en los próximos dos meses, ganar 4 millones para 2021, llegar a 500 empresas y abrir oficinas en Estados Unidos y España. Rafael ya está haciendo las maletas para irse a Europa en octubre para empezar a trabajar, mientras que David se irá el año que viene para dirigirla desde México.